sábado, 18 de octubre de 2014

"Quiero a alguien..." Adriana Retana

Quiero a alguien que se interese por mis cosas. Que obvio se dedique a lo que debe y le gusta, pero que se tome un momento para preguntarme por las cosas que a mí me parecen importantes o simplemente para preguntar cómo va mi día.
Quiero a alguien que no diga groserías si estoy con él, a alguien que me ceda el paso y me abra la puerta; alguien que sea educado, un caballero.
Quiero a alguien que me respete y que me cuide.
Quiero a alguien que no se canse de buscarme y que lo haga porque en serio quiere y prefiere pasar su tiempo conmigo, no por puro compromiso.
Quiero a alguien que valore cada momento que tenemos juntos y que no los desperdicie.
Quiero a alguien romántico y detallista; a alguien que me regale flores y que sepa cuáles son mis favoritas y porque razón.
Quiero a alguien confiable, a quien le pueda contar mi vida; pero que también él pueda confiar completamente en mi.
Quiero a alguien que no se canse de tratar de enamorarme. Quiero a alguien que logre hacerme sentir amor por él.
Quiero a alguien apasionado sobre la vida y sobre el amor.
Quiero a alguien que sea valiente por mi y por el amor que me tenga.

Te amo, pero ya no te quiero a ti. 

sábado, 27 de septiembre de 2014

"Te voy a dejar" Adriana Retana

Tengo roto el corazón.
Necesito ser libre, necesito olvidarte, necesito seguir adelante. 
Ya no puedo ni quiero esperarte más. Esto es tal vez lo más doloroso que haya tenido que hacer en mi vida, pero le tengo que decir adiós a nuestro amor.
Esto no significa que no te ame, eso siempre lo haré. Solo que no es el momento adecuado, no es tu culpa ni la mía. Tal vez en un futuro... o tal vez no. Uno nunca sabe. 
Tampoco significa que deje de ser tu amiga o tu compañera, te prometí que siempre lo haría y yo cumplo lo que digo. 
Perdona todo el daño que pude causarte, sigo tratando de perdonarme a mi misma por ello.
Pero ya no más. Con lagrimas en los ojos y el corazón en la mano lo he decidido: te voy a dejar.

lunes, 8 de septiembre de 2014

"Ojos que lloran y luego arden: mi explicación" Adriana Retana

Ya antes había notado una cosa muy curiosa que me ocurre pero que había olvidado, hasta que hoy de nuevo se presento.
Soy una persona sumamente sensible, es decir lloro por casi todo. Unas veces lloro poco y otras mucho, pero nunca pasa de ahí. A diferencia de lo anterior, hoy, aproximadamente media hora después de que llore me empezaron a arder excesivamente los ojos. Debo recalcar que esto nunca ocurre. Era una sensación tolerable pero aun así molesta y más que nada era algo olvidado. 
La primera vez que en serio me rompieron el corazón llore a mares durante semanas y en todo momento: siempre terminaba con los ojos ardiéndome. Yo supuse que era lo normal por tanto llanto, nunca antes me había ocurrido así. Después el dolor fue desapareciendo y deje de llorar. Seguí con mi vida.
Pero hoy, después de llorar, de nuevo sentí ese ardor en los ojos tan característico de aquella ocasión. Lo curioso es que de nuevo tengo el corazón roto, decidí permitírmelo por un momento después de semanas de no hacerlo. Claro que había llorado antes por este desamor actual, pero lo había hecho sin sentir mi corazón. Justo hoy pude volver a tenerlo aunque sea un instante y pude llorar como se debe para poder sanarlo. Necesito mi corazón de vuelta, necesito llorar y curarlo. 
Explicado lo anterior y después de mucho pensar, he formulado una conclusión: solo posterior al llanto debido a mi corazón roto, mis ojos arden. Ahora, mi teoría es que, por lo menos para mi, tener el corazón partido en dos ocasiona que mis lagrimas se alteren y dejen de ser agua para ser ácido. Esta es la forma en que mi corazón se lava y se cura a sí mismo. 

domingo, 7 de septiembre de 2014

1 Corintios 13; La preeminencia del amor

La preeminencia del amor
13  Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 Más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
1 Corintios 13

martes, 26 de agosto de 2014

"100 aniversario del nacimiento de Julio Cortázar"

Julio Cortázar (26 de agosto de 1914-12 de febrero de 1984)

"Instrucciones para subir una escalera"

"Instrucciones para llorar"

"Conducta en los velorios"
No vamos por el anís, ni porque hay que ir. Ya se habrá sospechado: vamos porque no podemos soportar las formas más solapadas de la hipocresía. Mi prima segunda, la mayor, se encarga de cerciorarse de la índole del duelo, y si es de verdad, si se llora porque llorar es lo único que les queda a esos hombres y a esas mujeres entre el olor a nardos y a café, entonces nos quedamos en casa y los acompañamos desde lejos. A lo sumo mi madre va un rato y saluda en nombre de la familia; no nos gusta interponer insolentemente nuestra vida ajena a ese diálogo con la sombra. Pero si de la pausada investigación de mi prima surge la sospecha de que en un patio cubierto o en la sala se han armado los trípodes del camelo, entonces la familia se pone sus mejores trajes, espera a que el velorio esté a punto, y se va presentando de a poco pero implacablemente.
En Pacífico las cosas ocurren casi siempre en un patio con macetas y música de radio. Para estas ocasiones los vecinos condescienden a apagar las radios, y quedan solamente los jazmines y los parientes, alternándose contra las paredes. Llegamos de a uno o de a dos, saludamos a los deudos, a quienes se reconoce fácilmente porque lloran apenas ven entrar a alguien, y vamos a inclinarnos ante el difunto, escoltados por algún pariente cercano. Una o dos horas después toda la familia está en la casa mortuoria, pero aunque los vecinos nos conocen bien, procedemos como si cada uno hubiera venido por su cuenta y apenas hablamos entre nosotros. Un método preciso ordena nuestros actos, escoge los interlocutores con quienes se departe en la cocina, bajo el naranjo, en los dormitorios, en el zaguán, y de cuando en cuando se sale a fumar al patio o a la calle, o se da una vuelta a la manzana para ventilar opiniones políticas y deportivas. No nos lleva demasiado tiempo sondear los sentimientos de los deudos más inmediatos, los vasitos de caña, el mate dulce y los Particulares livianos son el puente confidencial; antes de media noche estamos seguros, podemos actuar sin remordimientos. Por lo común mi hermana la menor se encarga de la primera escaramuza; diestramente ubicada a los pies del ataúd, se tapa los ojos con un pañuelo violeta y empieza a llorar, primero en silencio, empapando el pañuelo a un punto increíble, después con hipos y jadeos, y finalmente le acomete un ataque terrible de llanto que obliga a las vecinas a llevarla a la cama preparada para esas emergencias, darle a oler agua de azahar y consolarla, mientras otras vecinas se ocupan de los parientes cercanos bruscamente contagiados por la crisis. Durante un rato hay un amontonamiento de gente en la puerta de la capilla ardiente, preguntas y noticias en voz baja, encogimientos de hombros por parte de los vecinos. Agotados por un esfuerzo en que han debido emplearse a fondo, los deudos amenguan en sus manifestaciones, y en ese mismo momento mis tres primas segundas se largan a llorar sin afectación, sin gritos, pero tan conmovedoramente que los parientes y vecinos sienten la emulación, comprenden que no es posible quedarse así descansando mientras extraños de la otra cuadra se afligen de tal manera, y otra vez se suman a la deploración general, otra vez hay que hacer sitio en las camas, apantallar a señoras ancianas, aflojar el cinturón a viejitos convulsionados. Mis hermanos y yo esperamos por lo regular este momento para entrar en la sala mortuoria y ubicarnos junto al ataúd. Por extraño que parezca estamos realmente afligidos, jamás podemos oír llorar a nuestras hermanas sin que una congoja infinita nos llene el pecho y nos recuerde cosas de la infancia, unos campos cerca de Villa Albertina, un tranvía que chirriaba al tomar la curva en la calle General Rodríguez, en Bánfield, cosas así, siempre tan tristes. Nos basta ver las manos cruzadas del difunto para que el llanto nos arrase de golpe, nos obligue a taparnos la cara avergonzados, y somos cinco hombres que lloran de verdad en el velorio, mientras los deudos juntan desesperadamente el aliento para igualarnos, sintiendo que cueste lo que cueste deben demostrar que el velorio es el de ellos, que solamente ellos tienen derecho a llorar así en esa casa. Pero son pocos, y mienten (eso lo sabemos por mi prima segunda la mayor, y nos da fuerzas). En vano acumulan los hipos y los desmayos, inútilmente los vecinos más solidarios los apoyan con sus consuelos y sus reflexiones, llevándolos y trayéndolos para que descansen y se reincorporen a la lucha. Mis padres y mi tío el mayor nos reemplazan ahora, hay algo que impone respeto en el dolor de estos ancianos que han venido desde la calle Humboldt, cinco cuadras contando desde la esquina, para velar al finado. Los vecinos más coherentes empiezan a perder pie, dejan caer a los deudos, se van a la cocina a beber grapa y a comentar; algunos parientes, extenuados por una hora y media de llanto sostenido, duermen estertorosamente. Nosotros nos relevamos en orden, aunque sin dar la impresión de nada preparado; antes de las seis de la mañana somos los dueños indiscutidos del velorio, la mayoría de los vecinos se han ido a dormir a sus casas, los parientes yacen en diferentes posturas y grados de abotagamiento, el alba nace en el patio. A esa hora mis tías organizan enérgicos refrigerios en la cocina, bebemos café hirviendo, nos miramos brillantemente al cruzarnos en el zaguán o los dormitorios; tenemos algo de hormigas yendo y viniendo, frotándose las antenas al pasar. Cuando llega el coche fúnebre las disposiciones están tomadas, mis hermanas llevan a los parientes a despedirse del finado antes del cierre del ataúd, los sostienen y confortan mientras mis primas y mis hermanos se van adelantando hasta desalojarlos, abreviar el ultimo adiós y quedarse solos junto al muerto. Rendidos, extraviados, comprendiendo vagamente pero incapaces de reaccionar, los deudos se dejan llevar y traer, beben cualquier cosa que se les acerca a los labios, y responden con vagas protestas inconsistentes a las cariñosas solicitudes de mis primas y mis hermanas. Cuando es hora de partir y la casa está llena de parientes y amigos, una organización invisible pero sin brechas decide cada movimiento, el director de la funeraria acata las órdenes de mi padre, la remoción del ataúd se hace de acuerdo con las indicaciones de mi tío el mayor. Alguna que otra vez los parientes llegados a último momento adelantan una reivindicación destemplada; los vecinos, convencidos ya de que todo es como debe ser, los miran escandalizados y los obligan a callarse. En el coche de duelo se instalan mis padres y mis tíos, mis hermanos suben al segundo, y mis primas condescienden a aceptar a alguno de los deudos en el tercero, donde se ubican envueltas en grandes pañoletas negras y moradas. El resto sube donde puede, y hay parientes que se ven precisados a llamar un taxi. Y si algunos, refrescados por el aire matinal y el largo trayecto, traman una reconquista en la necrópolis, amargo es su desengaño. Apenas llega el cajón al peristilo, mis hermanos rodean al orador designado por la familia o los amigos del difunto, y fácilmente reconocible por su cara de circunstancias y el rollito que le abulta el bolsillo del saco. Estrechándole las manos, le empapan las solapas con sus lágrimas, lo palmean con un blando sonido de tapioca, y el orador no puede impedir que mi tío el menor suba a la tribuna y abra los discursos con una oración que es siempre un modelo de verdad y discreción. Dura tres minutos, se refiere exclusivamente al difunto, acota sus virtudes y da cuenta de sus defectos, sin quitar humanidad a nada de lo que dice; está profundamente emocionado, y a veces le cuesta terminar. Apenas ha bajado, mi hermano el mayor ocupa la tribuna y se encarga del panegírico en nombre del vecindario, mientras el vecino designado a tal efecto trata de abrirse paso entre mis primas y hermanas que lloran colgadas de su chaleco. Un gesto afable pero imperioso de mi padre moviliza al personal de la funeraria; dulcemente empieza a rodar el catafalco, y los oradores oficiales se quedan al pie de la tribuna, mirándose y estrujando los discursos en sus manos húmedas. Por lo regular no nos molestamos en acompañar al difunto hasta la bóveda o sepultura, sino que damos media vuelta y salimos todos juntos, comentando las incidencias del velorio. Desde lejos vemos cómo los parientes corren desesperadamente para agarrar alguno de los cordones del ataúd y se pelean con los vecinos que entre tanto se han posesionado de los cordones y prefieren llevarlos ellos a que los lleven los parientes.

lunes, 18 de agosto de 2014

"Comer, rezar, amar" Elizabeth Gilbert

Este es uno de mis libros más amados y una de mis películas favoritas. No solo por el momento en el que llegaron, sino por todo lo que me dejaron. 

"Sonríe con tu cara, con tu mente y hasta con el hígado."

"Es importante saber dónde estás en cada momento. Justo aquí está el equilibrio perfecto. El encuentro de cielo y tierra. No demasiado dios, no demasiado egoísta, de otra forma la vida se vuelve una locura. Si pierdes equilibrio, pierdes poder."

"La única forma de sanar es confiando. Un corazón roto significa que has intentado algo."

“La felicidad es consecuencia de un esfuerzo personal. Luchas para conseguirla, te la trabajas, insistes en encontrarla y hasta viajas por el mundo buscándola”

"Pues extráñame. Envíame amor cada vez que pienses en mí y déjalo así. No será para siempre. Nada lo es."

“Después de pasar por una época tan tenebrosa ves que te queda un atisbo de felicidad en tu interior, no te queda más remedio que agarrar esa felicidad de los tobillos y no soltarla aunque acabes con la cara entera manchada de barro. No lo haces por egoísmo, sino por obligación. Te han dado la vida y tienes la obligación (y el derecho, como ser humano que eres) de hallar la belleza de la vida por mínima que sea”.

“Un alma gemela auténtica es un espejo, es la persona que te saca todo lo que tienes reprimido, te hace volver la mirada hacia dentro para que puedas cambiar tu vida. Una verdadera alma gemela es, seguramente, la persona más importante que vayas a conocer en tu vida, porque te tira abajo todos los muro y te despierta de un porrazo”.

“En el amor a menudo he sido víctima de mi excesivo optimismo”.

“Perder el equilibrio por amor a veces es parte de una vida equilibrada”.

"Querido David,
 No nos hemos comunicado en un tiempo y eso me ha dado el espacio que necesitaba para pensar. ¿Recuerdas cuándo dijiste que debíamos vivir juntos e infelices para poder ser felices? Considera como un testimonio de lo mucho que te amo que me esforcé todo lo que pude para lograr que esa oferta funcionara pero un amigo me llevo al lugar más increíble el otro día: se llama el Augusteum.
Octavio Augusto lo construyó para conservar sus restos. Cuando llegaron los bárbaros acabaron con eso y con todo lo demás. El gran Augusto, el primer gran emperador romano como hubiera podido imaginar que Roma, el mundo entero como la había concebido estaría un día en ruinas... Es uno de los lugares más solitarios y silenciosos en Roma, la cuidad ha crecido alrededor a través de los siglos. Se siente como una herida preciosa, como un corazón roto que no quieres dejar ir porque el dolor es placentero.
Todos queremos que las cosas permanezcan igual David, aceptando vivir en la aflicción porque le tenemos miedo al cambio, a que todo termine en ruinas. Luego vi alrededor del lugar, el caos que había permanecido y la forma en cómo se había adaptado al ser quemado, saqueado y luego vuelto a construir una vez más y me sentí tranquila. Tal vez mi vida no ha sido tan caótica, el mundo es el caótico y la verdadera trampa es tarase emocionalmente al caos.
Las ruinas son el presente, las ruinas son el camino a la transformación... Aun en esta ciudad eterna el Augusteum me mostró que siempre debemos estar preparados para las interminables olas de la transformación. Ambos nos merecemos algo mejor que seguir juntos porque tememos quedar destruidos si no lo hacemos."

lunes, 28 de julio de 2014

"Busco un hombre que le guste y sepa bailar" Adriana Retana

Busco un hombre que le guste y sepa bailar. 
¿Por qué? 
Porque si sabe bailar entonces sabrá guiarme y sabrá ponerme limites siendo un caballero. Pero también podrá soltarme y recuperarme cuando sea necesario. Entenderá que debe haber un balance entre ser disciplinado y divertido. Me verá a los ojos y no a los pies. Me cuidará de los otros y hasta de el mismo. Bailaremos juntos en la vida, no el primero y yo después o al revés. Seremos un equipo, sin importar si nos equivocamos y resbalamos o si somos los mejores en la pista. Habrá pasión entre nosotros, confianza y también cariño. Cuando alguno se equivoque el otro sabrá ayudarlo a corregir la falla y perdonarlo si es el caso. A momentos estaremos totalmente coordinados, pero si en algún punto no nos acoplamos sabremos como recuperar el ritmo y seguir con el baile. Tendré la seguridad de que me dejará ser yo misma y yo lo dejaré ser quien es.  En ciertos pasos de baile tendremos independencia, pero siempre regresaremos a estar juntos. Sentirá el ritmo de la vida y se dejará llevar por él. Al final de cada pieza bailada, tendré la seguridad de recibir y dar una sonrisa, un merecido aplauso y una invitación al próximo baile. 

domingo, 6 de julio de 2014

"Grandes Esperanzas" Charles Dickens

"-Y ahora voy a decirte- añadió con el mismo murmullo vehemente y apasionado-, voy a decirte lo que es un amor verdadero. Es una devoción ciega que para nada tiene en cuenta la propia humillación, la absoluta sumisión, la confianza y la fe, contra uno mismo y contra el mundo entero, y que entrega el propio corazón y la propia alma al que los destroza..., como hice yo." Señorita Havisham.

"- Muchas veces he pensado en usted - dijo Estella.
- ¿De veras?
-últimamente con mucha frecuencia. Pasó un tiempo muy largo y muy desagradable, cuando quise alejar de mi memoria el recuerdo de lo que desdeñé cuando ignoraba su valor; pero, a partir del momento en que mi deber no fue incompatible con la admisión de este recuerdo, le he dado un lugar en mi corazón.
- Pues usted siempre ha ocupado un sitio en el mío - contesté."

"He sufrido mucho; mas creo que, gracias a eso, soy mejor ahora de lo que era antes. Sea considerado y bueno conmigo, como lo fue en otro tiempo, y dígame que seguimos siendo amigos." Estella

"Yo le tomé la mano y salimos de aquel desolado lugar. Y así como las nieblas de la mañana se levantaron, tantos años atrás, cuando salí de la fragua, del mismo modo las nieblas de la tarde se levantaban ahora, y en la dilatada extensión de luz tranquila que me mostraron, ya no vi la sombra de una nueva separación entre Estella y yo." Pip

"Cuando pedí relaciones a tu hermana y le ofrecí llevarla al altar cuando le placiera y estuviese dispuesta a venir a la herrería, le dije: Y trae a la pobre criatura, ¡Dios le bendiga! ¡No faltará sitio para él en la herrería!". Joe

"—Mírame —dijo la señorita Havisham—. ¿No tienes miedo de una mujer que no ha visto el sol desde que tú naciste?
Siento tener que confesar que no temí decir la enorme mentira comprendida en la respuesta: «No».
—¿Sabes qué toco aquí? —dijo ella, llevándose las manos, una sobre otra, al costado izquierdo.
—Sí, señora. (Me hizo pensar en el joven.)
—¿Qué toco?
—Su corazón.
—¡Destrozado! "

"¡Destrózales el corazón, esperanza y orgullo mío, destrózales el corazón y no tengas piedad!" Señorita Havishman

martes, 29 de abril de 2014

"Si yo, si tú" Txus di Fellatio


Si yo, tú.
Si caes, yo contigo,
y nos levantaremos juntos
en esto unidos.

Si me pierdo, encuéntrame.
Si te pierdes, yo contigo,
y juntos leeremos en las estrellas
cuál es nuestro camino.
Y si no existe, lo inventaremos.

Si la distancia es el olvido,
haré puentes con tus abrazos,
pues lo que tú y yo hemos vivido
no son cadenas...
ni siquiera lazos:
es el sueño de cualquier amigo
es pintar un te quiero a trazos,
y secarlo en nuestro regazo.

Si yo, tú.
Si dudo, me empujas.
Si dudas, te entiendo.
Si callo, escucha mi mirada.
Si callas, leeré tus gestos.

Si me necesitas, silba
y construiré una escalera
hecha de tus últimos besos,
para robar a la luna una estrella
y ponerla en tu mesilla
para que te dé luz.

Si yo, tú.
Si tú, yo también.
Si lloro, ríeme.
Si ríes, lloraré,
pues somos el equilibrio,
dos mitades que forman un sueño.

Si yo, tú.
Si tú, conmigo.
Y si te arrodillas
haré que el mundo sea más bajo,
a tu medida,
pues a veces para seguir creciendo
hay que agacharse.

Si me dejas, mantendré viva la llama
hasta que regreses,
y sin preguntas, seguiremos caminando.
Y sin condiciones, te seguiré perdonando.
Si te duermes, seguiremos soñando.
que el tiempo no ha pasado,
que el reloj se ha parado.

Y si alguna vez la risa
se te vuelve dura,
se te secan las lágrimas
y la ternura,
estaré a tu lado,
pues siempre te he querido,
pues siempre te he cuidado.

Pero jamás te cures de quererme,
pues el amor es como Don Quijote:
sólo recobra la cordura
para morir.
Quiéreme en mi locura,
pues mi camisa de fuerza eres tú,
y eso me calma,
y eso me cura...

Si yo, tú.
Si tú, yo.
Sin ti, nada.
Sin mí, si quieres, prueba.

Biografía de Gabriel García Márquez

"La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado." Gabriel García Márquez

Nacido en Aracata, Colombia en 1928, fue un célebre novelista colombiano.
En Colombia estudió derecho y periodismo en la Universidad Nacional, comenzando su carrera en el diario El Espectador. La hojarasca fue la primer novela que publicó, la cual se veía llena de fantasía. Después de la publicación de otros dos libros de ficción, fue galardonado en su país con el Premio Nacional.
Se mostraba a favor de los movimientos izquierdistas. De hecho, fue gran amigo de Fidel Castro y participó en la fundación, en Cuba, de la agencia de noticias la Prensa Latina.
Su novela más conocida y la cual podría considerarse su obra maestra se titula Cien años de soledad. Trabajo en ella más de veinte años. En ella, recrea a través de la saga familiar de los Buendía la historia de Macondo, un pueblo imaginario que es la representación de su propio pueblo natal y, al mismo tiempo, de su país y su continente. Entronca con la tradición literaria latinoamericana y la cultura de los españoles que emigraban.
Representante del llamado boom latinoamericano, vivió en ciudades como París y Barcelona. Fue en esta última en la que entabla amistad con Vargas Llosa. En 1972, obtiene el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. Poco después,  regresa a América a vivir en Cartagena de Indias y más tarde en la Cuidad de México.
En 1982 se le concede el Premio Nobel de Literatura. Esto le ayuda a obtener autoridad suficiente en su país como para influir en la vida política y social.
Dentro de su obra periodística se encuentran: Textos costeños, Entre cachacos y Relato de un náufrago, que es publicado en forma de novela.
Falleció en la Cuidad de México, el 17 de abril del 2014.

"Todavía" Mario Benedetti

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido

y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.

martes, 1 de abril de 2014

"Árbol adentro" Octavio Paz

Creció en mi frente un árbol.
Creció hacia adentro.
Sus raíces son venas,
nervios son sus ramas,
sus confusos follajes pensamientos.
Tus miradas lo encienden
y sus frutos de sombras
son naranjas de sangre,
son granadas de lumbre.
Amanece
en la noche del cuerpo.
Allá adentro, en mi frente,
el árbol habla.
Acércate, ¿lo oyes?

martes, 18 de febrero de 2014

"Rayuela-capitulo 7" Julio Cortázar

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

"Encargo" Julio Cortázar

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que
vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino, naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni
guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.
Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.

"Instrucciones para llorar" Julio Cortázar

Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor de pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo.
Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann.

"Pongamos que hablo de Madrid" Joaquin Sabina


Allá donde se cruzan los caminos,
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid.
Donde el deseo viaja en ascensores,
un agujero queda para mí,
que me dejo la vida en sus rincones,
pongamos que hablo de Madrid.
Las niñas ya no quieren ser princesas,
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro de un vaso de ginebra,
pongamos que hablo de Madrid.
Los pájaros visitan al psiquiatra,
las estrellas se olvidan de salir,
la muerte viaja en ambulancias blancas,
pongamos que hablo de Madrid.
El sol es una estufa de butano,
la vida un metro a punto de partir,
hay una jeringuilla en el lavabo,
pongamos que hablo de Madrid.
Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur donde nací,
aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid

"Contigo" Joaquin Sabina


Yo no quiero un amor civilizado,
Con recibos y escena del sofá;
Yo no quiero que viajes al pasado
Y vuelvas del mercado
Con ganas de llorar.
Yo no quiero vecinas con pucheros;
Yo no quiero sembrar ni compartir;
Yo no quiero catorce de febrero
Ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas;
Yo no quiero que elijas mi champú;
Yo no quiero mudarme de planeta,
Cortarme la coleta,
Brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde;
Yo no quiero columpio en el jardín;
Lo que yo quiero, corazón cobarde,
Es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana,
No me pidas llegar a fin de mes;
Yo no quiero comerme una manzana
Dos veces por semana
Sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero;
Yo no quiero besar tu cicatriz;
Yo no quiero parís con aguacero
Ni Venecia sin ti.
No me esperes a las doce en el juzgado;
No me digas volvamos a empezar;
Yo no quiero ni libre ni ocupado,
Ni carne ni pecado,
Ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
Yo no quiero contigo ni sin ti;
Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
Es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.

lunes, 17 de febrero de 2014

"El y ella; su amor" Adriana Retana

Todos los días el la miraba. Cada movimiento que ella hacia le parecía fascinante. Su cabello largo y tan obscuro, sus facciones, sus labios delgados y su cintura. Seguramente se podría pasar la vida entera solo observándola.
Ella ni siquiera sabia quien era el. Nunca se había detenido a verlo y probablemente nunca lo hubiera hecho de no ser porque ya estaba marcado en su destino que debía tropezar con el.
Una mañana, ella se había quedado dormida y ahora corría a clase. Chocaron. Era el destino llamándolos a estar juntos. Fue el primer encuentro entre los ojos de ella y los de el. Un intercambio de miradas y de sonrisas, solo eso bastó. 
De saludarse, pasaron a platicar. Se divertían juntos y lo mejor era que se entendían. 
El daba todo por ver una sonrisa sincera dibujada en el rostro de ella. Ya no la quería, la amaba. Su sonrisa lo volvió loco, sus ojos lo volvieron un tonto.
Ella nunca noto cuanto amor el sentía por ella y si lo hizo jamás lo demostró. En cambio, también sin darse cuenta, ella comenzó a amarlo.
Tenían miedo de entregar sus corazones. Sabían que si se amaban, entonces despertarían del sueño y que tal vez no soportarían volver a dormir.
El amor es la más grande expresión que tiene el ser humano de sí mismo y darle tú amor a alguien el regalo más valioso que puedes otorgar.

domingo, 16 de febrero de 2014

"Por un beso (Rima XXIII)" Gustavo Adolfo Bécquer

Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso... ¡yo no sé
qué te diera por un beso!

"Me gustas cuando... (XV)" Pablo Neruda

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto

"La princesa esta triste" Rubén Darío

La princesa está triste..., ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro.
Está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte:
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quien fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida, la princesa esta triste),
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo con alas, hacia aquí se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que viene de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor.

sábado, 8 de febrero de 2014

Te quiero en diferentes idiomas

Albanés->Te dua
Alemán-> Ich liebe Dich
Árabe-> Ana Behibek (Chico a chica) / Ana Behibak (Chica a chico)
Armenio->Yes kez si'rumem
Búlgaro->Obicham te
Catalán->T'estimo
Cheyenne->Ne mohotatse
Coreano->Dangsinul saranghee yo
Creol->Mi aime jou
Español->Te quiero
Etíope->Afgreki'
Francés->Je t'aime
Gallego->Quérote
Griego->S'apayo
Hebreo->Ani o'have otach (Chico a chica) / Ani o'he'vet ot'cha (Chica a chico)
Holandés->Ik Hou Van Je
Húngaro->Szeretlek
Inglés->I love you
Irlandés->Taim i' ngra leat
Italiano->Ti amo
Japonés->Kimi o ai shiteru
Latín->Vos amo
Libanés->Bahibak
Lituano->Tave myliu
Portugués->Amo
Ruso->Ya vas liubliu
Sioux->Techihhila
Sueco->Jag a"lskar dig
Vasco(euskera)-> Maite Zaitut
Vietnamita->Anh ye^u em (hombre a la mujer) / Em ye^u anh (la mujer al hombre)

domingo, 26 de enero de 2014

"La diosa blanca" José Emilio Pacheco

Porque sabe cuánto la quiero y cómo hablo de ella en
su ausencia,
la nieve vino a despedirme.
Pintó de Brueghel los árboles.
Hizo dibujo de Hosukai el campo sombrío.

Imposible dar gusto a todos.
La nieve que para mí es la diosa, la novia,
Astarté, Diana, la eterna muchacha,
para otros es la enemiga, la bruja, la condenable a la hoguera.
Estorba sus labores y sus ganancias.
La odian por verla tanto y haber crecido con ella.
La relacionan con el sudario y la muerte.

A mis ojos en cambio es la joven vida, la Diosa Blanca
que abre los brazos y nos envuelve por un segundo y se marcha.
Le digo adiós, hasta luego, espero volver a verte algún día.
Adiós, espuma del aire, isla que dura un instante.

"Indeseable" José Emilio Pacheco

No me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de edad.
Provengo de un país que ya no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es hora
de callarme y hundirme en la basura.

lunes, 13 de enero de 2014

"Hoy" Adriana Retana

Triste, enojada, contenta, melancólica, culpable, con miedo... Siento todo en este momento y no me siento nada bien. Tal vez fueron muchas emociones en un día. 

Debo confesar que tenia mucho miedo de regresar. Me sentía triste de no estar ya allá. Estaba nerviosa, tanto que no pude dormir.

Todo iba bien. Caras familiares pero no cercanas a mi. Llego la primera, extrañaba esas platicas largas. Llego la segunda, extrañaba pasar todo el día juntas. Llegaron el tercero y el cuarto, extrañaba las risas y la diversión. Algunos cambios. Los extrañaba a todos. Extraño ese lugar. 

Al llegar el momento final por un momento creí que no podría más. A pesar de haber sido tan corto el tiempo que pase ahí fue más que suficiente. 

Estoy triste. Me enojo conmigo misma de saber que no pude hacerlo, no lo logré. Me encantaría regresar, pero ya no se puede. Ese no es "mi" lugar. 

Tuve que serenarme. Ya tenía suficiente con los demás que me presionaban a regresar. Solo me hicieron sentir peor todo el camino de regreso a casa. 

Apatía, luego flojera. Al final curiosidad. Al menos algo me había animado un poco, había despertado mi interés y mis ganas de vivir hoy.

Regreso a lo mismo. Escribir para desahogar cada sentimiento que encontró hoy su lugar en mi. Tal vez necesite llorar otra vez. En fin, cuando sientes significa que vives.

domingo, 12 de enero de 2014

"Reencuentro" José Jiménez

Es mediodía. En tiempo pasa rápido. Siempre con gran movimiento, personas de un lugar a otro, entran, salen, algunos aprisa, otros despacio como si el tiempo los desafiara de alguna manera. Niños, jóvenes, adultos, todos con diferentes destinos. Una jornada más de trabajo, como todos los innumerables días que ha vivido Luis desde que empezó a trabajar una vez que termino sus estudios, recibe documentación para trámites en una oficina pública, con la experiencia adquirida y la madurez que brota en la piel al correr los años. Cuarenta y tres años a cuestas y cabello entrecano. De pronto, en ese mar de gente ve a una mujer y queda paralizado como si hubiera visto un fantasma, palidece y retrocede de forma inconsciente, intenta esconderse entre el tumulto y los muebles de oficina. No lo puede creer, duda. Ha pasado tanto tiempo que le resulta difícil descubrir en esa figura a alguien que quiso tanto.
-¿Lucia? se pregunta el mismo. No es posible.
Intenta recordarla ocasión que la vio por última vez. Joven, bella, inocente, cautivadora.
Ella lo descubre, se detiene un momento. No sabe qué hacer. Se ve indefensa, frágil, insegura, diferente, pero bella. Sin embargo, se recupera de la sorpresa y continúa su andar en el inmueble. El nunca la había visto con ese semblante. Siente tristeza, pero al mismo tiempo una gran alegría. Han pasado algunos años, pero en ese momento parece que ha pasado un instante.
Al salir de su asombro, Luis va a su encuentro, la saluda titubeante.
-Ho-Hola Luci ¡Que sorpresa! ¿Có-cómo estás?,
-Hola Luis, pues no muy bien dice Lucia nerviosa y pregunta tímidamente.
-Y tú ¿cómo estás? ¿Aquí trabajas?
-B-Bien contesta Luis y continúa sin disimular su asombro.
-S-Si, desde hace algunos años.
Por un momento recuerdan: Lucia, las cartas que le envió y que nunca contesto. Luis, la cita en el parque que nunca llego. Fue un encuentro inesperado para ambos. Jamás pensaron en verse de nuevo. Y en ese momento no estaban preparados para recordar anécdotas, ni decirse reclamos. Él se olvidó de su monotonía, de la oficina, de todo. Se centró en ella. A ella le paso lo mismo, se aferró a él como un náufrago a un trozo de madera en el mar y olvido a que iba a ese lugar. Fueron pocos minutos. Pero se les hicieron segundos y se despidieron. No hablaron de más. Prometieron verse en los próximos días, en los próximos meses. En realidad, no sabían cuándo.
Un tiempo después del reencuentro Luis se preguntó. "Qué fue de ella en todos estos años. ¿Se casó? ¿Trabaja? ¿En dónde?" porque el destino lo separo de ella si deseaba unir sus vidas después de concluir sus estudios. La ve fugazmente, y desaparece de la misma manera como en aquellos tiempos sin dejar el menor rastro. Desde ese momento no es lo mismo. La inesperada visita lo perturbo.
"Qué pensaría de mí" se preguntó.
"Sabrá que me case sin estar enamorado"-sigue pensando.
No ha dejado de pensar un solo momento en ella. Se siente cambiado, joven y a veces más viejo.
-¡Como ha pasado el tiempo! Dijo.
-¿Por qué ahora se encontraron de nuevo? se pregunta.
No sabe en realidad si la volverá a ver. Pero le agradaría tanto verla nuevamente, a pesar de no saber nada de ella en mucho tiempo.
Lucia por su parte, vive una situación similar. No podía concentrarse en su trabajo, piensa en el momento en que lo volvió a ver. Se preguntó por qué no le dijo que explicara la razón de no contestar sus cartas. Si se había casado y con quien, se atormentaba con tantas preguntas que sentía perder la razón. "Por qué me interesa Luis ahora después de tanto tiempo de no verlo" Termina su reflexión poco antes de quedarse dormida con un dolor en su brazo derecho que le recorre hasta la altura de la cintura.
Poco tiempo después, se reunieron en algún café de la ciudad donde crecieron, ese lugar que los había cobijado la mayor parte de sus vidas, donde ellos la han visto crecer y transformarse; hacerse vieja y también joven, sufrir como ellos y sentirse adulta; muy cerca donde lograron su triunfo académico, cuando empezaron a forjar su futuro y sus sueños; ahí comenzaron recordar nuevamente; de la juventud pasada, de las peripecias estudiantiles, de las metas en común, de los amigos, de los más lejanos que ya no están y de los más cercanos que no saben dónde quedaron. A conocerse o reconocerse una vez más, las vivencias, sus experiencias, alegrías y tristezas, sus bodas, los hijos, las separaciones; por alguna razón todas les parecieron similares que se sorprendieron, no hubo reclamos. Se sintieron felices, platicando de sus recuerdos. Se confesaron que les alegraba estar juntos. Se sentían completos a pesar de su insignificancia humana, viajaban a la felicidad, a la alegría y al pasado, no querían que se terminara el momento. Al despedirse la separación los entristece, se angustian ante la pregunta que ya obsesiona sus mentes.
-¿Cuándo nos veremos nuevamente? Dice Luis.
-Dentro de una semana contesta ella.
-Tenemos mucho mas de que hablar.
Se despiden abrazándose y besándose la mejilla.
Desde su reencuentro, ella se ve distinta, más hermosa, pero mantiene un semblante de tristeza. Recuerda esos tiempos académicos, que a pesar de los años la transportan y la hacen soñar... soñar que pueden cambiar las cosas que pueden cambiar las metas, que puede cambiar el destino; ese destino que se empecina en no ser tan grandioso.
Vivió en su juventud con Luis grandes alegrías, cumpleaños, reuniones con amigos, sus citas, lo único que faltaba ahora es recuperar el amor, ese amor incondicional de épocas remotas que tienen escondido por sus fracasos, temen que salga y se desboque cayendo a un abismo del cual ya no van a sobrevivir, amor que se ve en sus ojos, pero que se empeñan en callar.
Este inesperado reencuentro les ha devuelto la vida, la vitalidad que estaba desfallecida. Ha vuelto a ser la que conoció, con su sonrisa cautivadora, esa risa contagiosa, el coqueteo y la voz tan encantadora que cada vez que Luis la escucha por teléfono, desea verla, tenerla a su lado.
-No es posible ahora. No sé cuándo, le dice Lucia.
Siguen soñando, soñando en estar juntos, sentirse felices, verse antes de que termine el día. Y Lucia piensa "Antes de que se acabe el tiempo, de que sea demasiado tarde, de que todo termine"
Transcurre el tiempo Lucia camina por la calle con paso apresurado, fatigada, trata de no ser vista y entra a un edificio. Le preocupa que la vea Luis, pues siguen viéndose una vez por semana. Se siente culpable por no decir algo que no la tiene preocupada y no la deja dormir. Se ve ojerosa. Su semblante pálido ya es una característica en ella, aun conserva su belleza y su sonrisa cautivadora. Pasan dos horas y sale del inmueble. Con prisa se dirige al automóvil que dejo estacionado cerca de ahí. Quiere huir, no sabe hacia dónde dirigirse siente pánico y las imágenes las ve borrosas, parece desfallecer en cualquier momento y piensa en un instante en sus hijos.
Por su parte Luis también está preocupado, pero de una forma distinta. No le ha dicho a Lucia que conoció a una persona, poco antes de volverla a ver. Se encuentra confundido y no ha decidido cuando se lo va a comentar. Tampoco le ha dicho a la otra persona de sus salidas con Lucia. No sabe que hacer y menos cuando su hijo lo cuestiona por sus acciones.

Lucia y Luis se reúnen en un lugar en donde nunca hubieran querido hacerlo. En un hospital. Ella se encuentra muy enferma y el totalmente abatido. Los acontecimientos que se han suscitado han permitido que ellos estén más unidos, sin embargo sus ilusiones no se han podido cristalizar, el reencuentro final ha quedado truncado y la felicidad será aplazada para otra ocasión.

viernes, 10 de enero de 2014

"El juego de Ender" Orson Scott Card

El juego de Ender

Lean el libro y vean la película. Ambas cosas valen el tiempo que les dediquen.
Ciertamente yo no estaba convencida de querer ver la película, pero al final lo hice por una u otra razón. Menos mal que sucedió. 
Me pasaron dos cosas que jamás creí que sucedieran: una película de ciencia ficción me pareció entretenida y encontré al amor de mi vida en alguien que jamás pensé.
Decidí comprar el libro bajo la creencia que tengo sobre que los libros son mejores que las películas y no me equivoque. La película es buena, pero el libro tiene la esencia de la historia y de los personajes. No es sólo una historia de batallas espaciales, tiene mucho más que eso: lecciones de vida.
Se convirtió en mi libro favorito y créanme que nunca había tenido mucho a pesar de que considero que ya he leído bastantes. 
Aquí les dejo unas citas del libro:

"-He tardado mucho tiempo en darme cuenta de ello, pero créeme, me odiaba, me odio. Y todo se reduce a esto: en el momento en que entiendo verdaderamente a mi enemigo, en el momento en que le entiendo lo suficientemente bien como para derrotarle, entonces, en ese preciso instante, también le quiero. Creo que es imposible entender realmente a alguien, saber lo que quiere, saber lo que cree, y no amarle como se ama a sí mismo. Y entonces, en ese preciso momento, cuando le quiero...-(A.E.W.) -Le vences.(Valentine)"

"No soy feliz. La humanidad no nos pide que seamos felices. Sólo nos pide ser brillantes en su nombre. Primero la supervivencia, luego la felicidad que podamos alcanzar." Mazer Rackham

"Una persona decente que conozca el arte de la guerra no va a la batalla con un corazón entero. Pero no lo sabías. Nos aseguramos de que no lo supieras. Eras inquieto y brillante y joven. Era para lo que habías nacido" Mazer Rackham

viernes, 3 de enero de 2014

"Pequeños milagros"

"¿Y no puedes seguir soñando a lado de una mujer a la que amaste y a la que podrías seguir amando? Que te eligió a vos entre todos los hombres del mundo para pasar el resto de su vida porque quizá para ella no hay nada más importante que precisamente eso: morir a lado tuyo. ¿Eso no te conmueve?"

"La muerte no existe"

"Deja que un milagro de amor se despierte en tu corazón"


"Había una vez un hada que vino a la tierra a cumplir una misión y quedó atrapada en este mundo. En este mundo, las hadas pierden su inmortalidad, pueden morirse como cualquiera. El hada había perdido sus condiciones mágicas y estaba muy triste por las injusticias y atrocidades del mundo de los humanos frente a las cuales sentía que muy poco podía hacer. Un día decidió dejar de buscar las puertas para volver a su mundo. Pero si se iba a quedar en éste, quería que le pasara algo muy especial. Basta de truquitos, se dijo, vamos a ver si somos capaces de hacer un milagro en serio. El gran milagro. Y un día, el gran milagro se produjo..."

(Fragmentos)

jueves, 2 de enero de 2014

"El amenazado" Jorge Luis Borges

Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

"El lado oscuro del corazón"

Parte I

"Canje" y "Me sirve y no me sirve" Mario Benedetti

¡Pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡Pierden el tiempo las que pretendan seducirme!

- ¿Estás enamorado? 
- Ja, ja, ja.
- Sí, contame. ¿Estás enamorado?
- Sólo voy a declarar mi nombre y mi número de cédula.
- No seas tonto... soy tu mujer... tu ex mujer.
- ¿Y tú aún estás enamorada de ese gil que te mantiene?
- Oli, no empieces.
- ¿Te hace... de saliva como te hacía yo, eh?
- Ja, ja, ja... no has cambiado nada. ¿Cuándo vas a dejar de ser un chico?
- ¿Para qué?
- Bueno en serio, contame. ¿Estás con una mujer o seguís buscando a la que vuela?
- Es muy difícil.
- ¿Qué?
- El amor. ¿Cómo amar sin poseer? ¿Cómo dejar que te quieran sin que te falte el aire? Amar es un pretexto para adueñarse del otro, para volverlo tu esclavo, para transformar su vida en tu vida, ¿cómo amar sin pedir nada a cambio, sin necesitar nada a cambio?
- Si no hubiera pasado el tiempo, sentiría que me estás haciendo un reproche. Pero en realidad creo que estás asustado y si estás asustado es porque algo fuerte te está pasando. Casi siempre el error que cometemos, es sólo pensar lo que nos pasa a nosotros, nos parece tan importante eso que sentimos, que nada de lo del otro parece ser tan importante como eso que sentimos, y esa contradicción suele ser trágica.
- Si no hubiera pasado el tiempo, pensaría que estás siendo autocrítica.
- El error más común que cometemos todos, es querer que el otro sea como queremos que sea y no como es. Y cuando nos damos cuenta del error, a veces es demasiado tarde. Pero no tengas miedo Oli, no es bueno estar solo, uno envejece antes. ¿Quién es ella?
- Es una historia complicada...
- Pelea, no pienses sólo en recibir cosas... Pensá, ¿que está ella necesitando de vos? ¿Qué espera que le des vos?
- DÓLARES.

Parte II

"Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo" Jorge Luis Borges

Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos 
Con la cabeza levantada 
Y todo el cabello al viento 
Eres más hermosa que el relincho de un potro en  la montaña 
Que la sirena de un barco que deja escapar toda  su alma 
Que un faro en la neblina buscando a quien  salvar 
Eres más hermosa que la golondrina atravesada por el viento 
Eres el ruido del mar en verano
 Eres el ruido de una calle populosa llena de admiración 
Mi gloria está en tus ojos Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno 
Estoy sentado en el rincón más sensible de tu mirada 
Bajo el silencio estático de inmóviles pestañas 
Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos 
Y un viento de océano ondula tus pupilas 
Nada se compara a esa leyenda de semillas que deja tu presencia 
A esa voz que busca un astro muerto que volver a la vida
Tu voz hace un imperio en el espacio 
Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a colgar soles en el aire
Y ese mirar que escribe mundos en el infinito 
Y esa cabeza que se dobla para escuchar un murmullo en la eternidad 
Y ese pie que es la fiesta de los caminos encadenados 
Y esos párpados donde vienen a vararse las centellas del éter 
Y ese beso que hincha la proa de tus labios 
Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu  vida 
Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho  
Dormido a la sombra de tus senos 

Si tú murieras Las estrellas a pesar de su lámpara encendida Perderían el camino ¿Qué sería del universo?

(Fragmentos)

"Llorar a lágrima viva..." Oliverio Girondo

Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

"Corazón coraza" Mario Benedetti

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

miércoles, 1 de enero de 2014

"La fiesta imaginada. Adiós, año viejo" Jorge Ibargüengoitia

(Extracto de la obra "Instrucciones para vivir en México")

Es mucho más fácil imaginar una fiesta de Año Nuevo que organizaría —y mucho más barato—.Los elementos son de todos conocidos; se necesitan serpentinas de colores, confeti y globos. Unespantasuegra con el que un señor —de preferencia parecido a Groucho Marx— espante a variasconcurrentes. Un puro encendido que haga estallar uno o dos globos. Sombreritos ridículos —dealmirante, de charro, de chino con trenza— que al cuarto para las doce irán a dar a las cabezascalvas de los invitados.Se beberá champaña; la botella estará en una cubeta la cual, puesto que es imaginaria, será deplata. De comida algo que sea caro y delicioso.Hay mucha alegría. Unos ríen, alguien canta desafinadamente, otro toca un pito de globero,una mujer guapetona, en el colmo del abandono, sube en una mesa y da pataditas; una mujergorda, vieja y medio borracha, con una espesa capa de pintura en los labios, tratará de besar a losconcurrentes con el pretexto de que es Año Nuevo.Estamos en una casa versallesca o estilo Bellas Artes. Los hombres están vestidos como a nadieen sus cabales se le ocurriría vestirse; de smoking y cuello de palomita o con sacos de brocado ycorbatas de pintor bohemio. Las mujeres, de largo y muy caro.Si observamos nuestra fiesta de Año Nuevo con detenimiento nos damos cuenta de que en laalegría que reina hay una nota falsa. Tenue, pero falsa. Aquel gordo, por ejemplo, ¿cree quenecesita ponerse un sombrerito de marinero para verse ridículo? Hay demasiadas dentaduraspostizas. Las carcajadas son demasiado estruendosas para ser sinceras.Es que nadie inventa una fiesta así nomás por gusto. Esto no es más que el preámbulo de unatragedia.Nótese que todos los presentes son de edad madura. La juventud no entrará en la escena másque para dar malas noticias, o para provocarlas.Por ejemplo, a las doce y diez, cuando todo es gritos y abrazos, entran en el salón un niño yuna niña. Están en piyama y llevan en las manos una palangana.—Mira, papá —dice el niño— lo que le está pasando a la salamandra que nos regalaste hoy enla mañana.La alegría desaparece como por encanto. Silencio profundo. Los invitados se acercanpausadamente, con paso indeciso, a ver lo que está ocurriendo en el interior de la palangana...Si no nos interesa la ciencia ficción, podemos imaginar otras posibilidades.A las doce y diez entra en el salón el hijo de la casa. Es un joven de veinte años, bien parecido,en suéter y camisa abierta —es evidente que ha aprovechado la noche del 31 de diciembre parapreparar su tesis—; el rictus que tiene en el rostro demuestra que reprueba la frivolidad de susmayores. Cruza el salón con paso decidido entre los festejantes hasta llegar al televisor. Loenciende: la voz del comentarista domina los demás ruidos. La alegría se suspende. Todos miran elrostro ajado que aparece en la pantalla. La voz dice:—Las tropas translivianas han invadido nuestro territorio. El Ejecutivo, en represalia, haordenado un ataque nuclear. Estamos en el vórtice de la guerra atómica...O bien. Llaman a la puerta de la calle. El mayordomo abre. Entran en el vestíbulo varios jóvenes de chamarra.—¿Quiénes son esos muchachos? —pregunta el dueño de la casa a su esposa.

—¿Serán amigos de Pepito? —pregunta a su vez ella. Pepito es el primogénito.La señora comprende que los recién llegados no son amigos de Pepito cuando ve lasmetralletas que llevan en las manos.Este es el Año Nuevo de los millonarios. Para variar podemos imaginar la misma fecha en una casahumilde de una colonia de paracaidistas. La esposa, espejo de mujer mexicana, ha pasado el díaentero haciendo buñuelos. Cuando echa a freír el último llaman a la puerta. Uno de los catorceniños que se revuelcan en el suelo la abre. Son dos hombres que traen al marido, padre y jefe delhogar en brazos; está borracho perdido.En el radio de transistores —que ha estado sonando todo el tiempo— se oye un mensaje depaz:—…los problemas que hemos tenido en 73, se agudizarán en 74, en todo el mundo... (2-1-71)