jueves, 5 de diciembre de 2013

"El final llego" Adriana Retana

Ganas de vomitar... es lo único que siento cuando te pienso ahora. Me da mucho enojo como acabaron las cosas, pero me da más que nada una profunda tristeza.

No creí que fueras así. No tú. Tú no. Me dolió en el alma saberte tan distinto a como creí que eras. No sé si fue tu plan, su plan o simplemente fue el destino. Solo sé que me pego en lo más hondo.

Ayer revise a fondo mi cuenta de facebook y ahí estabas, como era de esperarse. No importo. Hoy termine en tu cuenta de twitter de alguna forma y fue al leerte cuando comprendí mucho del porque decidiste alejarte.

Fue mi culpa: por ser tan berrinchuda, caprichosa, por hartarte hasta hacer que dejaras de quererme, por no escucharte o prestarte la atención suficiente, por ser arrogante y por hacer un drama de cualquier cosa.

Fue tu culpa: por solo pensar en ti y en mantener tu ego, por dejarte conducir al extremo de ser cortante y hasta grosero, por tu falta de tolerancia (no paciencia debo aclarar) y por no decirme exactamente que sentías.

Fue el destino: por hacer que tuviera que irme de la ciudad y no haberme permitido acompañarte cuando más me necesitabas.

Fue nuestra culpa: por dejar de luchar por el gran amor que un día nos tuvimos.

En resumen, la culpa la tuvimos ambos, pero al mismo tiempo ninguno.

Tengo un nudo en la garganta. Me estoy aguantando las ganas tan tremendas que tengo de llorar.

Mi naturaleza me dicta sentirme culpable. Hasta cierto punto fui yo la que te orillo a dejar de amarme. Hice que tuvieras que soportar mis berrinches, mis enojos sin fundamento suficiente y hasta mi total apatía hacia la vida. Lo reconozco todo y te pido una sincera disculpa por ello.

Tu conociste a una yo completamente distinta, te enamoraste de ella y siempre fue a ella a quien buscaste. No amaste en verdad a quien era yo en ese momento. Después mostraste un lado tuyo que no creí que pudiera ser tan malo, empezaste a ser egoísta, solo viste por ti y me dejaste de lado. Y a pesar de que ya no fuéramos nada, me traicionaste de la peor manera al final.

Intente cambiar, te lo prometo, pero ya era muy tarde. Aun así, jamás volvería a ser la que fui porque el tiempo nunca regresa. Me esforcé por ser detallista, por corresponder a todo el amor que me dabas. Reconocí uno de los más grandes errores que cometí: terminar contigo por un impulso. Qué curioso, un impulso me llevo a ti y un impulso me alejo, y quizá para siempre.

Siempre admire tu forma tan sencilla de ver la vida, la felicidad sincera que tenias y tus ganas de sacar adelante todo. No sé, eras una gran persona a mis ojos. Eres una buena persona. Por ti reaccione a la vida y ponche mi burbuja rosa. Tu tranquilidad, la paz que me producía estar contigo. Tus ganas de ver un mundo más justo y  tu perseverancia en lo que deseas obtener. Tienes muchas cualidades, no las escondas o las dejes a mitad del camino.

Si, vivimos cosas magnificas que solo tú y yo sabemos. Si, éramos muy distintos, pero sabíamos complementarnos. Si, fuimos felices y estuvimos enamorados.

Al final, lo único que hicimos fue lastimarnos. Yo te lastime y tú me lastimaste. Es muy triste para mí vernos ahora.


Necesito seguir, pero es tan difícil. Te tengo grabado dentro y no encuentro forma de borrar o si quiera tapar tu huella. No te reclamaré ya nada, no te pediré más disculpas, ni te dirigiré alguna palabra, es más ni siquiera volteare los ojos hacia donde te encuentres. Fue maravilloso, pero tengo que aceptar que el final llego.

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