Día 1: huir. Desesperanza. Alejarme de él y de esta ciudad, donde todo me recuerda a él. Distraerme. Alejarlo de mi mente. Bloquearle el paso a mi corazón. Pocas lágrimas, las necesarias. Al final del día fue poco el tiempo en que pensé en él y pude dormir tranquilamente.
Día 2: aceptarlo. Soñar con él pero despertar y saber que no esta. Hacer ejercicio. Distraerme. Tratar de disfrutar cada momento. Sentirme libre. Empezar a sonreír. Planear. Hacer cambios. Consentirme. Música. Comprender. Perdonar. Dejar ir otro poco de amor. Cuando lo extraño solo le mandaré amor. Ya no hay más enojo en mi y tampoco guardo rencor.
Día 3: soledad. Regresar a mi. Sentirme bien sola. Limpiar. Pensar. Comer helado. Encontrar ironías de la vida. Lo extraño. Indecisión. Reencuentro. Es reconfortante saber que después de todo podemos hablar y ser amigos.
Día 4: terapia. Cuidarme. Arreglarme. Sentirme bonita para mí. Salir. Platicarlo. Recordarlo con una sonrisa. Tener la esperanza de encontrar a alguien más. Darme cuenta de lo mucho que he madurado.
Día 5: mejorarme. Terapia de compras. Desquitarme. Sacarlo todo. Cansarme. Arreglarme. Sentirme bonita por fuera y hermosa por dentro de nuevo. Disfrutar de las pequeñas cosas. Volver a ponerme en el puesto número uno en mi vida. Guardar todo el amor en lo mas profundo de mi corazón.
Día 6: nuevo comienzo. Amigos. Risas. Diversión. Esperanza. Evitar buscarlo. Seguir mi camino. De nuevo terapia de compras. Pensar un poco. Liberarme. Decidir dejar todo atrás. Hacer de todo ese amor un bonito recuerdo de mis años teen. Sonreír verdaderamente. Sentirme bien. Coquetear. Decidir adelantar mis planes y curarme de él un día antes de lo esperado.
Día 7: es mi cumpleaños y estoy curada de él.
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